Mala planeación de construcciones, colocación de espolones y ‘nortes’, las causas
Alrededor del 70 por ciento de las playas del mundo están en retroceso, debido a una combinación de intervenciones humanas y cambios ambientales. Las franjas de arena de Yucatán no son la excepción, según Dalila Aldana Aranda y Víctor Castillo Escalante, investigadores del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional.
Yucatán, por su posición geográfica y su relieve llano, está expuesto a fenómenos meteorológicos que afectan a su litoral, además que la falta de planeación de construcciones ha provocado un continuo retroceso de las playas.
Los científicos del Cinvestav realizaron un estudio de reconstrucción de la línea de costa yucateca de 1980 a 2019, con el cual demostraron que cada año se pierden en promedio 70 centímetros de las franjas de arena.
En respuesta, la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS) estatal ordenó retirar a partir de 2020 más de 270 espigones erigidos ilegalmente en más de 40 kilómetros de litoral, como parte del programa Conservación y Manejo Integral de las Zonas Costeras.
La dependencia argumenta que con los espigones, particulares pretendieron ganar superficie de playa, pero esas mismas estructuras pueden colmarse de sedimentos y comenzar a llevarse la arena de vuelta al mar, propiciando erosión.
Con apoyo de especialistas del Laboratorio Nacional de Resiliencia Costera de la Universidad Nacional Autónoma de México, la SDS realizó sobrevuelos y visitas técnicas a diversos puntos de la costa de Yucatán, identificándose de manera preliminar 272 espigones ilícitos en un franja de unos 120 kilómetros, que va de Dzilam de Bravo a Sisal.
De esa forma se determinó que, en algunos casos, los espigones ocasionaron una significativa disminución del ancho de playa, detectándose 35 casos graves en una región comprendida entre los municipios de Telchac Puerto y Progreso.
Los espigones se eliminaron a lo largo de poco más de 40 kilómetros de playa, con apoyo de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, así como de autoridades municipales.
En estos trabajos se aplicaron protocolos de conservación del hábitat, lo que incluyó registros aéreos y terrestres de los puntos a intervenir, para identificar la existencia de nidos de tortugas en áreas de alta afectación y asegurar su funcionamiento, privilegiando la conservación de los recursos naturales.
‘Bypass’ en playas
Como parte del programa de conservación también se realizaron trabajos de “trasvase de arena”, proceso conocido como bypass, efectuados en agosto de 2020 en los puertos de abrigo de Chuburná y Telchac, con miras a recuperar las playas, frenar y revertir la erosión de esas zonas.
El proceso implicó además restablecer las condiciones que favorecen la biodiversidad y la conservación de la flora y la fauna en la llamada “primera duna costera”, considerada por especialistas un recurso valioso para restablecer el flujo natural de arena.
Ese movimiento natural, explicó la SDS, se interrumpe por la acción humana, al instalar estructuras irregulares como espigones, y se agrava cuando los propietarios de casas a la orilla del mar construyen escolleras de manera escalonada y sin permiso.
Científicos aseguran que más de 70 especies de plantas habitan en las dunas costeras de la Península de Yucatán, lo que la coloca en el segundo lugar con mayor número de especies endémicas de la flora mexicana, sólo superada por la Península de Baja California.
Además, esos vegetales otorgan refugio, alimento y protección a insectos, reptiles, aves y mamíferos; si bien su función más relevante es comportarse como barrera de protección contra vientos y mareas, protegiendo a edificaciones de tormentas tropicales y huracanes.
Progreso, el puerto más importante de Yucatán, también pierde su playa poco a poco, debido a graves problemas de erosión que son visibles en poblaciones como Chicxulub, Chuburná y Chelem, donde es evidente que el mar ya llega a construcciones colocadas en la primera fila de playa.
De acuerdo con un estudio elaborado en 2021 por la Dirección de Cuidado Ambiental del ayuntamiento de Progreso, el acercamiento del mar a zonas costeras habitadas en Chicxulub Puerto, Chuburná y Chelem se intensificó con la constante entrada de los “malos tiempos” o nortes a la región.
Esto ha provocado que intensas marejadas impacten violentamente los cimientos de construcciones erigidas frente al mar, llevándose a su paso la arena, incluso pedazos de piedra de los inmuebles.
Ante la erosión constante y continua, las casas de verano de esas comisarías han sufrido la pérdida de escaleras en las partes que dan al océano, así como la exposición casi total de los cimientos de toda la parte anterior de viviendas, al ya no haber arena en sitios anteriormente cubiertos.
Debido a ello, múltiples edificios presentan daños en sus estructuras, que comprometen la estabilidad de ciertas áreas, convirtiéndose en un problema recurrente para sus propietarios. Muchos se ellos han debido realizar reparaciones constantes para evitar que sus propiedades o sus partes averiadas se desplomen, se detalló en el estudio del municipio progreseño.