Es como un sandwichón: una mezcla selecta, señala historiador Raúl Rivero
A 481 años de la fundación de la ciudad de Mérida, el arquitecto e historiador Raúl Enrique Rivero Canto, coordinador del comité científico de Ciudades y Pueblos Históricos del Icomos Mexicano, mira que la capital yucateca es un espacio pluricultural que ha sabido mantener su identidad.
Mérida es una mezcla de culturas, “pero una mezcla selecta, fuimos eligiendo”, una fusión de culturas con raíces maya, española y africana, así como británica gracias al asentamiento de piratas cerca de la zona, nació la ciudad.
“Esta Mérida que podría parecer un sandwichón o una ensalada que mezcla muchas capas, muchos sectores, donde cada sector de la población es valioso, pero justamente el inicio de este proceso de mestizaje, de transformación y de encuentro de dos mundos tan valiosos como el mundo Maya prehispánico, así como lo que llegaba de Europa”, expresó.
Desde su visión, esto fue precisamente lo que creó la Mérida que hoy en día es conocida con gran riqueza que proviene de las dos culturas base, pero también de todas las que han ido llegando: libanesa, coreana, entre otras.
Así, comenta, inicia una evolución y una transformación en la forma de entender el espacio, apropiándose de los espacios públicos y abiertos incluso con el clima cálido característico de la ciudad.
“Podríamos preferir pararnos en un espacio techado, sería lo más sensato incluso, pero la idea es compartir el espacio público, eso lo vemos en nuestras plazas, en la Plaza Grande, en los parques”.
Señaló que la Plaza Grande es heredera del asentamiento de Toh, pero al mismo tiempo de la forma de converger en el espacio abierto proveniente de la fusión de culturas, enfatizó que las plazas centrales son un resultado americano, pues en Europa las plazas no son tan identificables como lo es la de Mérida.
Lograr esto, opina, ha sido posible gracias a superar retos como la falta de cuerpos de agua visibles o superficiales, así como la presencia de mosquitos que incluso traen enfermedades; pero el mayor reto, señala que ha sido el aislamiento de la ciudad.
La hoy ciudad de Mérida no era parte de la Nueva España y “en todos los fines prácticos, éramos una isla porque la única manera de llegar era en barco” y, a pesar de ello, la ubicación permitió recibir elementos culturales de todas partes, logrando la fusión de culturas que también fue un reto en sí mismo.
“Su aislamiento es su mayor desventaja, pero su ventaja es su resiliencia, esa capacidad de absorber nuevos elementos culturales sin perder su identidad”.
Explicó que la festividad ha evolucionado a través del tiempo, pero sin importar las formas para realizarlo, es importante que continúe, pues aunque antes de la fundación de Mérida ya existía el asentamiento maya de Toh, “sin embargo, lo que se está festejando es un aniversario de Mérida como lo que es ahora”.
“A pesar de que nuestra historia no es perfecta, es lo que somos y el recordar lo que somos nos permite dar ese empujón hacia adelante evitando los errores del pasado, pero repitiendo lo que ha salido bien justamente para poder seguir avanzando”.
Porfiriato provocó un antes y un después en Mérida
El historiador reconoce que ha habido diversos sucesos que han sido un parteaguas para la historia de Mérida, entre ellos, su propia fundación en 1542, puesto que modificó el mundo al que ya era conocido hasta entonces.
Lo hicieron también la Independencia y el Porfiriato que trajo consigo la bonanza henequenera y convirtió a la ciudad en un sitio con riqueza económica beneficiando a sus habitantes, “porque cuando hay dinero, hay trabajo”.
Desde su perspectiva, hay dos momentos claves en la historia de Mérida: la llegada de los dos mundos y la llegada del henequén, que le permitió a Mérida convertirse en una ciudad rica.
Así, hasta ahora, continúa siendo la ciudad más importante de la Península de Yucatán gracias a la cantidad de población, pero también a la calidad y cantidad de servicios que tiene; lo cual, también provoca que se tenga que continuar trabajando por ella.
“Conservando lo que hay, ese es un elemento clave”, apunta que es necesario hacerlo con base en los objetivos de desarrollo sostenible, es decir, conservando el patrimonio cultural y natural; “porque no podemos hacer ciudades nuevas olvidándonos de lo que hemos hecho, sería caótico”.
Ahora, describe a la ciudad con una curiosidad: el uso de nomenclaturas en las calles, mismas que permiten encontrar direcciones con facilidad gracias a su división en números pares e impares, así como una clara retícula fundacional.