Acuífero yucateco es vulnerable y requiere que la sociedad lo conozca para protegerlo

Las granjas porcinas y residuos del relleno sanitario, entre las principales fuentes de contaminación

Hoy, en el foro estatal de educación ambiental, sensibilizaron sobre la importancia de cuidar el acuífero yucateco debido a la sensibilidad que este vive con respecto a la contaminación.

Roger Méndez Novelo, especialista en hidráulica y tratamiento de aguas residuales, expuso que el acuífero de la entidad yucateca es vulnerable a la contaminación porque todo lo que esté en el suelo será traspasado para allá con la primera lluvia que caiga.

Por eso, mira que es necesario que la sociedad yucateca se empodere con el acuífero y que conozca cómo funciona para poder evitar contaminarlo, así como vigilarlo y cuidarlo; destacó que una fuente de contaminación son las aguas residuales de las casas, así como las de granjas porcinas y los residuos sólidos del relleno sanitario.

Otra de las problemáticas es la agricultura intensiva, que contamina debido a los agroquímicos que utilizan en la producción, informó María del Carmen Ponce Caballero, doctora en ciencias de la tierra.

Considerando que los plaguicidas no solamente contamina el acuífero, sino que también dañan la salud humana, puntualizó que la solución es apelar por una agricultura sustentable y contar con educación ambiental a nivel político para legislar en protección de las y los agricultores, pero bienién del desarrollo de tecnologías.

En los propios hogares, dijo, es necesario realizar un uso responsable de agroquímicos cuando hay alguna plaga, incluso de hormigas; explicó también que poder realizar los cultivos también requiere la tala de árboles y esto impacta en el cambio climático.

Germán Giácoman Vallejos, ingeniero ambiental, subrayó que otra solución es disminuir el consumo de carnes rojas, ya que su producción intensiva representa gran impacto para el ecosistema.

Detalló que la producción de cada cerdo implica entre 20 y 60 litros de agua por día en el sector semi-tecnificado y producen un estimado de 16 mil metros cúbicos de agua residual, de lo cual 36.52 por ciento es desechado sin tratamiento alguno.

Propone desarrollo de producción sustentable en el sector agropecuario, uso eficiente del agua y manejo adecuado de los residuos.

En cuanto a los residuos sólidos urbanos, Diana Cabañas, investigadora enfocada en residuos urbanos sólidos, enfatizó que este es uno de los principales problemas en Yucatán y, en particular, en Mérida.

Por las condiciones de suelo, clima, mano de obra y economía, la entidad podría tener un mejor manejo de los residuos sólidos urbanos, dijo.

Para esto, opinó que es necesario tomar la educación ambiental como un hábito de vida. Lamentó que las campañas de residuos sólidos no duran más de seis años y esto no es suficiente para que surtan efecto, pues requieren por lo menos 20 años.

La situación, no solamente no está siendo atendida, sino que además ha incrementado de una producción de 500 a mil 300 gramos de basura sin un fin óptimo, pues con estos residuos sería posible realizar composta fácilmente gracias al clima y con residuos como el PET, latas, etcétera, es posible valorizar, en especial si existe una separación adecuada porque esto evita la contaminación de unos residuos con otros.

Sobre la construcción, Carlos Alberto Quintal Franco, profesor investigador en la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), señaló que los impactos de la construcción existen incluso por acciones que no están directamente relacionadas con la propia obra, como el transporte de materiales, por ejemplo.

Además, en el proceso constructivo generan gases de efecto invernadero por los residuos líquidos o sólidos que afectan al subsuelo y el agua y muchos proyectos requieren uso hídrico y devuelven el agua con contaminantes, explicó.

Para mitigar los impactos es necesario tomar decisiones como priorizar la iluminación natural, utilizar materiales adecuados, entre otras que propicien que los proyectos de vivienda brinden grandes beneficios para las y los usuarios, pero un mínimo impacto ambiental.

La Jornada Maya