Más de 2 mil personas disfrutaron del concierto en el marco del Mérida Fest
El sonido del violín de Ara Malikian “inundó” las calles del corazón de la capital yucateca durante su presentación enmarcada por el Mérida Fest. Fueron más de 2 mil las personas que abarrotaron los espacios dispuestos sobre las calles que circundan la Plaza Grande, todas ávidas de música.
Faltaba poco para las 20 horas cuando los asientos comenzaron a ocuparse en un evento que varios asistentes consideraron equiparable a otros “platos fuertes” del Festival, como la presentación de Óscar D’León; o el recital de Aterciopelados.
En los accesos no pedían boleto, así que quienes estaban en tránsito por esa zona fueron invitados a ingresar a escuchar a uno de los violinistas más prolíficos del mundo, cuyo sonido instrumental irrumpió la cotidianidad de la Plaza a las 20:15 horas.
Una constelación de celulares se dibujó en el horizonte meridano cuando Ara Malikian ejecutó sus primeros acordes que fueron recibidos con aplausos. El virtuoso músico n o tuvo reparo en transformar el corazón de Mérida en una sala de conciertos.
Enfundado en una prenda negra que lucía coloridos bordados, el violinista libanés de ascendencia armenia; y actualmente residente de España, hizo en Mérida lo propio con violín y baile: “Tocaremos hasta que se nos caigan los miembros del cuerpo”.
Ara Malikian advirtió a su público que no se cansarían pronto del concierto dominguero. Incluso exhortó a la concurrencia a visitar los negocios que rodean la Plaza Grande, pues aseguró tener un amplio repertorio preparado para la ocasión.
A lo largo de su recital, el músico compartió historias, como la de sus abuelos que hace algunos años migraron de Armenia a Siria. El sonido del violín sucedió los relatos para beneplácito de un público que, sin notarlo, ya bailaba al son del libanés.
Ara Malikian es un violinista libanés de ascendencia armenia, con nacionalidad española y residente en España.
Su inquietud musical y humana lo han llevado a profundizar en sus propias raíces y asimilar la música de otras culturas dentro de un lenguaje personal, en el que se dan la mano la fuerza rítmica y emocional de estas músicas.
Ha ganado numerosos concursos de prestigio mundial, entre los que cabe destacar los primeros premios obtenidos en los concursos internacionales Felix Mendelssohn (Berlín, 1987) y Pablo Sarasate (Pamplona, 1995).