Un camino para reconocer la propia identidad de género

Alex Orué entendió que es una persona no binaria a los 31 años

“Hay cierta frustración de mi lado porque me tomó mucho tiempo entender mi identidad porque según yo ya la había resuelto desde los 18 años”, señala Alex Orué, activista por los derechos de la comunidad LGBTTTI y representante del Colectivo por la Protección de Todas las Familias en Yucatán (CPTFY) e It Gets Better México.

Alex Orué supo su orientación sexual desde la infancia, sin embargo, el camino para reconocer su identidad ha sido un poco más largo; aprovechando el mes del Pride, o bien, del Orgullo, visibiliza su propia historia.

Apenas fue hace poco más de un año cuando decidió decir abiertamente que es una persona no binaria, “esto a mis 31 años, el año pasado”.

Fue por ahí del 2009 cuando tuvo su primera “salida del clóset”, cuando habló abiertamente sobre su orientación sexual, denominándose gay, pero no fue hasta el reconocimiento de su propia identidad que pudo mirar en retrospectiva y entender tantas situaciones que había vivido desde la niñez.

“Muchas veces reconocemos etapas y vivencias, pero entendemos el lenguaje y qué era hasta ya más grandes, particularmente, gente de mi generación, de 30 para arriba”.

En aquel entonces, con la información que conocía, encontró que la etiqueta que le definía era la de ‘gay’, dada su atracción hacia los hombres, pues en esa época la mirada estaba enfocada como si todo le alcanzara a dicha etiqueta.

Y es que esto no habla de que las identidades no existían en ese entonces, siempre han existido, pero sí que la distinción entre orientación e identidad sexual no estaba clara, declaró. “Hay pocas referencias, hay poca información (habló especialmente de su generación) […] No entendía que una cosa es quién soy yo y otra hacia quién siento atracción”.

“Cuando me doy cuenta de que no soy como mis hermanos […] me di cuenta de que no me atraían las niñas, pero tampoco es que quisiera ser como ellas y definitivamente no quería ser como mis amigos o mis compañeros, simplemente no me hallaba”.

En el camino, recordó, había una clara separación entre niños y niñas incluso en la escuela para equipos y otras actividades como deportes, que les dividían en clases en Taekwondo danza según su sexo.

“Prefería ir a danza, pero no es lo que quisiera, pero definitivamente no quiero estar en el grupo de varones; entonces, a lo largo de mi infancia voy ubicando hasta mis 30 y tantos años, etapas en donde mi incomodidad, mi tema era identitario, no me hallo ni aquí ni allá”.

Hasta hoy en día, continúa cuestionando la etiqueta que había asumido en cuanto a su orientación sexual, comentó, “he descubierto que mi sexualidad es muchísimo más compleja y flexible de lo que yo pensaba”.

Fue precisamente debido a la invisibilización que vivía en ese momento que, al estudiar la universidad en Vancouver y tener un nuevo contexto mucho más libre, se da cuenta de que el ocultarse por tanto tiempo le había bajado la autoestima, y optó por acudir a terapia.

Al mismo tiempo, comenzó a acudir a la biblioteca para leer sobre la comunidad queer y hacer voluntariado en ONGs LGBTTTI, “ese fue mi inicio en el activismo, el querer conectar con otras personas como yo”.

Leyó un libro fue del autor Dan Savage y luego de leerlo le envió un correo electrónico para expresarle todo lo que sintió con el libro y su contexto; meses más tarde, recibió un correo invitándole a ser becario en una organización en pro de los derechos de la comunidad.

Para ese entonces, estimó 30 casos de suicidio en un mes, relacionados con la comunidad LGBTTTI, pues el acoso iba en ascenso con las redes sociales; entonces Dan Savage escribe en su blog dirigiéndose hacia uno de quienes se suicidaron, deseando haber tenido tiempo para hablar con él.

A partir de allí, Dan Savage y Alex Orué dieron cuenta de lo necesario que es precisamente conectar para darse apoyo, y entonces resignificaron las redes sociales, entendiendo que, si las usaban en su contra, también podrían usarlas en su favor. 

“Fue así que Dan terminó arrancando la campaña de It Gets Better, organización para la cual yo trabajo al día de hoy”, comenta Alex Orué.

Reconoce que su camino para aceptar su identidad fue más complejo que con su orientación, precisamente porque ya era activista y “sentía que no podía mostrar grietas”.

Pero fue justamente en el activismo, durante unas conferencias, pudo escuchar testimonios de personas no binarias y “el tener sus historias me fue haciendo clic, de ‘yo también me sentí así’, ‘yo también tengo estas dudas o inquietudes’”.

Así, fue en el 2022 cuando se hizo consciente de su identidad y al reconectar con su colega colombiane de It Gets Better pudo hacerle preguntas e incluso cuestionarse hasta el punto de decir abiertamente su identidad.

Su frustración, expresó, es porque en esta ocasión sí contaba con la información para reconocer su identidad, a diferencia de cuando pasó el proceso con su orientación, sin embargo, los miedos le detuvieron.

“También ha sido un proceso de perdonar esa parte, de perdonarme a mí […] no hay una situación en la que digas ‘llegué tarde’, porque llegas al punto donde estás por muchos factores y es muy injusto contigo si te reprimes de esa forma porque en sí el problema es la sociedad. Estamos luchando en contra de eso, en contra corriente y el ser quienes somos, salir del clóset, toma mucho coraje, mucha valentía y muchos miedos”.

La Jornada Maya