Un estudio analizó ADN en el yacimiento de sitio Gurgy Les Nosats, en Francia), de 94 individuos datados entre el 4.850 y 4.500 a.C.
El ADN antiguo es capaz de revelar aspectos hasta hora secretos de nuestros antepasados y trazar el árbol genealógico de una comunidad neolítica en Francia, la cual tenía unas condiciones de salud y nutrición generalmente estables y una red social de apoyo.
El estilo de vida neolítico, basado en la agricultura, surgió en Oriente Próximo hace unos 12 mil años y contribuyó al modo de vida moderno, pues la capacidad de producir y almacenar alimentos adicionales les llevó a desarrollar nuevas costumbres sociales basadas en la riqueza y a formar jerarquías sociales.
Un estudio de científicos franceses y alemanes que publica hoy Nature analizó ADN en el yacimiento de sitio Gurgy Les Nosats (norte de Francia), de 94 individuos, datados aproximadamente entre 4.850 y 4.500 a.C, lo que permitió reconstruir dos árboles genealógicos.
El primero conecta a 64 individuos a lo largo de siete generaciones y es el mayor linaje reconstruido a partir de ADN antiguo hasta la fecha, mientras que el segundo conecta a doce individuos durante cinco generaciones.
La exploración de los linajes reveló un fuerte patrón patrilineal, en el que cada generación está vinculada casi exclusivamente a la anterior a través del padre biológico, lo que conecta a todo el grupo de Gurgy a través de la línea paterna.
La evidencia combinada de linajes mitocondriales e isótopos estables de estroncio que revelaron un origen no local de la mayoría de las mujeres sugirió la práctica de la patrilocalidad, lo que significa que los hijos se quedaron donde nacieron y tuvieron hijos con mujeres de fuera de Gurgy.
Establecerse en la comunidad de origen de la pareja masculina se conoce como virilocalidad. Por el contrario, falta la mayoría de las hijas adultas del linaje, en consonancia con la exogamia femenina, lo que podría indicar un sistema de intercambio recíproco.
Las mujeres “nuevas entrantes” sólo tenían una relación muy lejana entre sí, lo que significa que deben haber venido de una red de comunidades cercanas, en lugar de un solo grupo cercano, según el Instituto Max Planck (Alemania), uno de los firmantes del estudio.
El análisis de los árboles genealógicos indica la existencia de un gran número de hermanos completos y habían alcanzado la edad reproductuva, explicó la primera autora de la investigación, indicó Maïté Rivollat, de la Universidad de Gante (Alemania)
“Combinado con el esperado número igual de mujeres y el significativo número de bebés fallecidos, indica un gran tamaño de las familias, una alta tasa de fertilidad y unas condiciones de salud y nutrición generalmente estables, lo cual es bastante sorprendente para una época tan antigua”, señaló.
Otra característica notablemente única en Gurgy es la falta de medios hermanos, lo que sugiere asociaciones reproductivas ni polígamas ni monógamas en serie (o la exclusión de la descendencia de estas uniones del cementerio principal), en comparación con el hasta ahora único otro ejemplo de prácticas de unión de megalitos neolíticos.
En el marco de este sistema patrilocal, un individuo de sexo masculino del que descendían todos los miembros del árbol genealógico más grande pudo ser identificado como el “padre fundador” del cementerio.
Su enterramiento es único en el lugar, ya que sus restos fueron enterrados como un depósito secundario dentro de la fosa de una mujer, de la que no se pudieron obtener datos genómicos.
Los investigadores consideran que sus huesos debieron se llevados allí desde el lugar donde murió para ser enterrados de nuevo en Gurgy.
Debió de ser una persona muy importante para los fundadores del yacimiento de Gurgy para que lo llevaran allí después de un enterramiento primario en otro lugar”, explicó Marie-France Deguilloux, de la Universidad de Burdeos, coautora principal del estudio.
Aunque el linaje principal abarca siete generaciones, el perfil demográfico sugiere que un gran grupo familiar que abarca varias generaciones llegó al sitio.
Otros dato sugieren que el grupo tuvo que haber dejado un sitio anterior y, unas tres o cuatro generaciones después, aproximadamente un siglo, se trasladaron a otro lugar.
Estos hallazgos podrían proporcionar la base para más estudios arqueogenéticos para alcanzar una perspectiva general sobre la organización social potencialmente diversa de las sociedades neolíticas en Europa.