La afición de las Águilas desaprobó el desempeño de su equipo
Un mal resultado en un partido de futbol puede ser para algunos equipos algo llevadero. En el América la repercusión es otra. Sus problemas no se reducen a la hostilidad que implica igualar ante rivales como el León (1-1), sino al ruido que produce su bajo nivel de juego en el estadio Azteca.
Como en otros partidos en casa, el nivel de las Águilas no alcanzó para estar a la altura de su historia y sus valores. Tan pronto terminó el primer tiempo, los silbidos fueron templando un sentimiento de inconformidad y decepción sin que nada pudiera cambiarlo.
Lejos de ser el mismo que en Atlas, el colombiano Julián Quiñones dejó de sentir el área rival como su zona de referencia. Ahora, ese lugar no es más que una cita infrecuente donde apenas le alcanza para cobrar penales.
Después de que Federico Viñas adelantara a los Panzas Verdes al minuto 58, Quiñones logró desde allí el empate en los cartones (65).
A partir de entonces el juego entró en una segunda etapa. Álvaro Fidalgo y Brian Rodríguez, dos de los elementos más desequilibrantes del América en el comienzo, acumularon una carga de presión hacia sus compañeros luego de desaprovechar dos claros ataques frente a la portería de Rodolfo Cota. Así como ellos, el equipo de Nicolás Larcamón tuvo poca fortuna en remates de larga distancia que Fidel Ambriz y Stiven Barreiro enviaron como misiles contra Malagón.
Pero si alguien estuvo cerca de inclinar la balanza fue José Alfonso Alvarado, quien con una media vuelta estrelló la pelota en el travesaño y detuvo por un momento la respiración de los seguidores locales.
Desdibujado, el América perdió toda esperanza en el tiempo agregado, con la expulsión del lateral Kevin Álvarez por una patada a destiempo.
“Venimos al Azteca sabiendo de las exigencias que tiene el América, pero también conscientes de que somos capaces de ser protagonistas. Nos plantamos de igual a igual, sin querer especular ni encontrar alguna situación aislada”, resumió el técnico del León, Nicolás Larcamón, a su salida del estadio.