Está hecho con miel y se ofrece a deidades prehispánicas y a figuras de la religión católica
En algunas comunidades mayas de Yucatán, personas que se dedican a la crianza de abejas meliponas conservan la tradición de la ceremonia de Xunáan Kaab, en la que se ofrece un tamal de colibrí hecho con miel, masa y manteca para agradecer la primera cosecha.
El ts’unu’un waaj, nombre en maya del tamal, es parte de un ritual que conjuga las creencias prehispánicas con las católicas pues en el altar hay representaciones tanto de deidades mayas como de santos católicos.
“El ritual incluye a diferentes tipos de yumtsiles (guardianes o deidades), como Chaac o Itzamná, pero también a los santos o a las vírgenes, como la Virgen María o Virgen de la Candelaria. Se han ido agregando porque hemos tenido un sincretismo en la cuestión de la religiosidad”, comparte Alfredo Hau, lingüista y activista por la preservación de la cultura maya en Yucatán.
La ceremonia de Xunáan Kaab, que significa abeja melipona, se realiza el día que se cosecha la miel y participan los meliponicultores y sus familias, quienes ofrecen en tributo el ts’unu’un waaj junto con otros alimentos y bebidas.
A decir de Alfredo Hau, quien es egresado de la Licenciatura en Lingüística y Cultura Maya de la Universidad del Oriente y lleva 11 años trabajando en proyectos en materia de costumbres y formas de vida de las comunidades, el tamal se hace con varias capas de masa, pepita, miel, se corona con licor de balché, una bebida alcohólica de origen maya, y se le coloca una cruz al finalizar.
Al igual que otros tamales, su cocción se realiza enterrado o pib, como se le llama a esa forma de horneado bajo tierra.
Hau, quien ha trabajado con la Escuela de Agricultura Ecológica U Yits Ka’an, también participó en el análisis del Códice Madrid, el cual se conforma de jeroglíficos mayas, donde se aprecia la existencia del tamal de colibrí.
“Sí está la iconografía del tamal y del colibrí, pero eso no significa que se esté hecho con esta ave, sino que también aparecen representaciones de los nombres con los que se conocen las cosas”, explica.
Fue su trabajo con meliponicultores donde conoció de cerca la elaboración del tamal de colibrí y confirmó que forma parte de un ritual vigente en diversas comunidades.
Luego de colocar un número impar de tamales en el altar, otras piezas son usadas para preparar un platillo similar a un caldo o pipián con pollo para que degusten todos los asistentes a la ceremonia.