El proyecto, que busca profesionalizar este deporte de mujeres, iniciará en 2024
Cuando las niñas crecen dejan de jugar beisbol. Al cumplir 12 años, los equipos mixtos infantiles ya no las aceptan y el softbol se convierte en la alternativa y principal actividad de muchas mujeres en diversas regiones del país. Al menos 11 mil están registradas por la federación y miles más lo hacen en el anonimato recreativo, pero como un importante vehículo de socialización en sus comunidades.
Con esa base popular se creó la Liga Mexicana de Softbol femenil, la cual arrancará en enero de 2024. Después del circuito de futbol sostenido por su federación, este certamen será el proyecto más fuerte para profesionalizar el deporte de mujeres en México.
Seis equipos integrarán la liga que se disputará durante un par de meses con representantes de los Diablos Rojos del México, El Águila de Veracruz, Olmecas de Tabasco, Leones de Yucatán, Bravos de León y Sultanes de Monterrey.
“Una oportunidad para la equidad de género, pero sobre todo para la profesionalización de tantas deportistas que están en un nivel muy alto en el softbol mexicano”, comentó Horacio de la Vega, titular de la Liga Mexicana de Beisbol, durante la presentación.
“Había un rezago social y una deuda con las mujeres peloteras, que en mi estado, Nuevo León, son muchísimas; tenemos mucho beisbol, pero también mucho softbol”, agregó José Maiz, presidente de los Sultanes.
Cuando les preguntan por qué una liga profesional de softbol y no una de beisbol. La respuesta mayoritaria es por la gran población de mujeres que lo practican en ciertas regiones del país, pues al no permitirles continuar en los equipos juveniles, las peloteras se concentran en el softbol. Se trata entonces de un deporte con largo recorrido y raíces muy profundas.
Décadas en el anonimato
“El softbol está arraigado en muchas zonas del país desde hace muchas décadas”, expone De la Vega; “el volumen de mujeres que lo practican es muy grande, en Sinaloa, Sonora o Yucatán es algo cotidiano y la base que se tiene es enorme. Eso fue lo que nos llevó a dar este paso”.
Después de permanecer décadas en el anonimato, el softbol regresó a competencias internacionales y recientemente obtuvo un histórico cuarto lugar en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y la medalla de bronce en los Juegos Centroamericanos de San Salvador.
“La participación en este deporte creció de manera exponencial después de Juegos Olímpicos y de los buenos resultados en distintos torneos internacionales”, expone Rolando Guerrero, presidente de la Federación Mexicana de Softbol.
“Hay regiones que lo han practicado desde siempre, pero incluso ahí creció. Por ejemplo, en Sinaloa, un estado muy beisbolero, había 24 ligas de softbol registradas en la federación y ahora son 48. En Tamaulipas hay 32 y 17 de ellas son de mujeres. Y esas sólo son las que se inscriben y las peloteras afiliadas, la cantidad de jugadoras que lo hacen de manera recreativa o como parte de las actividades comunitarias, esas sí son inmensas”, cuantificó Guerrero.
Aunque hay pocas ligas profesionales de softbol femenil, tan sólo en la potencia de este deporte, Estados Unidos, existen dos circuitos y en ambos los equipos participantes son pocos. De la Vega explicó que este proyecto inicia con seis equipos de las franquicias que quisieron invertir en esta rama.
El tema de los salarios aún se discute –explicó–, pues como proyecto a largo plazo esperan que funcio-ne el modelo de negocios para que permita garantizarles un margen de ganancias a las jugadoras.
“Queremos que existan algunos tabuladores para poder fijar un rango mínimo para las peloteras y al mismo tiempo encontrar un formato para incentivar a jugadoras franquicias. En este momento apostamos a que la liga tenga permanencia a largo plazo, si lo conseguimos podremos crecer en ese aspecto”, detalló De la Vega.
Acceso a mayores oportunidades
Stefanía Aradillas es seleccionada mexicana, Premio Nacional del Deporte y uno de los rostros más conocidos en el softbol tras conseguir el histórico cuarto lugar en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Para ella este deporte significó el acceso a oportunidades que no estaban dentro de sus expectativas. Fue becada en dos instituciones educativas en Estados Unidos, gracias a sus habilidades como pelotera. En aquel país jugó a nivel colegial y profesional y ahora por fin podrá hacerlo en su país.
“No me dejaron ser beisbolista, pero gracias al softbol pude estudiar en Los Ángeles y en San Diego, mientras mejoraba mi juego. Esto fue posible porque me vieron en un Mundial como representante de México”, contó Steffy.
“Ahora que jugaré en una liga en mi país y que tuve la experiencia de cuatro años en Estados Unidos, puedo decir que tenemos talento para enfrentar a las mejores. Aunque hay que tener claro que allá tan sólo en la División Uno hay más de 200 colegios con equipos femeniles de softbol, así que vamos a empezar, aunque debemos crecer todavía mucho”, agregó Aradillas.