Nostalgia por La Mestiza

En este parque de la Colonia Yucatán, la mayoría de los juegos tienen más de 20 años

La colonia Yucatán no es grande y su epicentro se encuentra alrededor de su parque de La Mestiza. Un círculo de casas incluyendo la iglesia, un estanquillo y algunos domicilios. 

Los vecinos solían organizarse para diferentes actividades en el parque, llegaban ferias, organizaban verbena, pero ahora nada de eso. Incluso, la escuela de la colonia, la primaria José María Morelos y Pavón ha cerrado: el año pasado fue su último ciclo escolar. 

Mauro Godoy López vive en la colonia Yucatán desde hace más de 40 años. Lo encuentran siempre atendiendo el estanquillo Mauro’s Club, desde allí puede ver el parque. Termina de cobrar una Coca Cola sin azúcar y relata cómo era antes el parque de la Mestiza. 

“Antes tenía más vida el parque, por el número de personas que vivían, había más niños, eran otros tiempos, no había ni redes sociales, ni internet, y pues la diversión de los niños era salir al parque”. 

En el parque de la colonia hay algunos juegos infantiles ya desgastados, descascarándose por el uso y el paso del tiempo. La pintura de las bancas también está en mal estado. 

La mayoría de los juegos, como el sube y baja y los columpios, tienen más de 20 años, el más reciente es el tobogán, que según calcula don Mauro, fue instalado hace 12 años. 

Recuerda que había un personaje que congregaba a los vecinos por el Día del Niño, carnaval, navidad y otras festividades: le decían Lobumba, un hombre de color con cabello crespo, su nombre era Raúl Cabrera pero falleció hace algunos meses. 

Al dentista de profesión también le gustaba cantar canciones de José José, organizar kermeses o eventos altruistas, cuando alguien estaba enfermo él se encargaba de conseguir dinero y llevárselo. 

Buscaba patrocinios con comerciantes de la zona, hacía carteles y los ponía afuera del molino. Nadie continuó su labor y ya no hay actividades en el parque. “Los que le dan vida al parque en sí, son los deportistas, vienen a entrenar voleibol o a practicar básquetbol, en la noche viene gente a hacer deporte, pero no diario”. 

Son las 12 del día y una niña juega con su papá en el arenal del parque, su papá se ha quitado las chanclas y descalzo cruza a comprar dos cocas a Mauro’s Club.

La Jornada Maya