La experiencia inmersiva e interactiva del Parque de La Paz, pionera en Latinoamérica
En el Parque de La Paz brotan, como flores, baldosas con el mismo símbolo: un círculo, con dos cruces de puntos cardinales, sobrepuestas; una, con flechas hacia el exterior, y otra, con flechas hacia el interior. Ese símbolo, réplica de un herraje hallado en una ventana de La Peni, encierra el espíritu del proyecto.
Ese símbolo es igual de las siete direcciones: Norte, Sur, Este y Oeste; el centro del universo, el centro de la tierra y el centro de nuestro corazón. También representa al agua, la tierra, el fuego y el viento: los elementales que rigen toda la existencia.
La Peni y el Parque de La Paz se convirtieron en el primer espacio público inmersivo e interactivo de Latinoamérica. Con tecnología de punta que conjuga luz, música, movimiento e inteligencia artificial se rescata y transforma un espacio público e icónico de Mérida.
“Será un nuevo espacio público interactivo digital gratuito que hará mirar al pasado de Mérida a través de una ventana hacia el futuro”, definió Renán Barrera Concha, en la víspera de pedir licencia.
El creador del proyecto, Jorge Contreras, y su equipo, del despacho SieteMedia, con oficinas en Ciudad de México y Montreal, explican que La Peni “es más que un videomapping, más que un parque interactivo, más que un espacio inmersivo; es más que todo eso, junto. Es mucho más, y es algo único”. Hoy día, en Yucatán, se exhiben varios videomappings, en las que narraciones audiovisuales se proyectan en fachadas de edificios históricos.
En este caso, es la icónica fachada de La Peni la que se convierte en un lienzo: un mural interactivo de 140 metros de largo. No sólo su tamaño lo hace único, sino la manera en la que participa el espectador, que no se limita a contemplar, sino que se convierte igual en creador.
La inmersión es la posibilidad de sumergirse, literalmente, en el espectáculo; bucear en él. En Mérida se han montado unos cuantos ejemplos de este tipo de experiencias, la más reciente Van Gogh, The Inmersive Experience. Esta es una muestra itinerante que se ha presentado igual en otras ciudades de México y el mundo. Flotar en campos de girasoles y noches estrelladas tiene un precio aproximado de 300 pesos.
La inmersión puede tener diversas características; por ejemplo, las que presume la MSG Sphere, en Las Vegas. Esta colosal esfera se creó para darle a la ciudad estadounidense un nuevo recinto de entretenimiento, con capacidad de audio especial, asientos táctiles y la pantalla de cine más grande del mundo. En las noches su exterior se enciende con 1.2 millones de pantallas para proyectar imágenes. El precio del boleto más barato para un concierto de U2 ahí es de 5 mil pesos.
Otro ejemplo de espectáculo inmersivo es la Avatar Experience, en Singapur. Según explican Contreras y su equipo de SieteMedia, en ese sitio se ofrece una experiencia “figital”, que combina lo físico y lo digital, smartphones, proyecciones, realidad virtual. Por medio de luces, música espacial y efectos se recrea el planeta de la franquicia de películas. La entrada tiene un precio de 500 pesos.
La experiencia de La Peni combina varias de las tecnologías utilizadas en esos espectáculos, lo que la convierte en pionera en América Latina. Lo que la hace única es que será gratis. El proyecto que se concreta ahí recupera un espacio público y se le ofrece a las y los meridanos.
La explicación técnica del proyecto La Peni explica que “se utiliza la técnica del videomapping usando proyectores de la más reciente tecnología para crear un mural interactivo de 140 metros de largo”. Además, se incluye “el uso de un sistema innovador de tracking corporal y facial para crear escenas con inteligencia artificial”, un sistema “que será instalado por primera vez en el mundo y de manera permanente en Mérida”.
“Hay láseres, drones, sensores e iluminación que se coordina en todo el parque para crear una experiencia visual y sonora única donde el espectador es a la vez co-creador del espectáculo. Ahí se integran todas las tecnologías en un mismo lugar”. Se hace énfasis en que La Peni es un proyecto único en su especie.
La inmersión y la interacción en La Peni y el Parque de La Paz tiene varios momentos. El primero será en la fuente, que ya fue intervenida con una tecnología única. Gracias a esta, cuatro personas, de forma simultánea y en tiempo real, pueden controlarla a través de sensores de movimiento. El movimiento trasciende del cuerpo y se convierte en un latigazo de agua, en una caricia líquida.
El siguiente momento interactivo es la capacidad de sembrar semillas en la fachada de La Peni y verlas germinar y florecer. Las semillas se plantan cuando, con el teléfono celular, el usuario lee un código QR; elige el tipo de semilla única y la lanza al huerto virtual. La semilla “florece como un elemento meridano” y el “mural se forma con símbolos de la naturaleza, la cultura, la historia y la comida de Yucatán”. Cada mural es único, como cada experiencia; las posibilidades son infinitas.
Como infinitas las formas que pueden adoptar los cometas que los usuarios doman para que viajen en la fachada, convertida en galaxia; recordar el meteorito de Chicxulub, revivirlo con la más moderna tecnología y la inteligencia artificial (IA). Todos estos modelos y combinaciones artísticas son generadas por softwares de IA, lo que promete diseños de vértigo.
Todos estos elementos de vanguardia tecnológica y cultural se unen con los tradicionales, logrando conjugar pasado, presente y futuro. Como señalan sus creadores, el objetivo de este nuevo espacio es “mirar al pasado de Mérida a través de una ventana hacia el futuro”.