Los síntomas de la hiperplasia de próstata —entre los que destacan frecuencia urinaria, intermitencia, chorro débil y esfuerzo— son los que suelen hacer que los pacientes acudan al especialista para atender el padecimiento.
La urgencia urinaria y la necesidad de levantarse en la noche a orinar (nicturia) son también parte de los molestos síntomas que hacen a los pacientes tomar cartas en el asunto.
Aunque el agrandamiento de próstata, como se le conoce coloquialmente, no es un problema grave, sí se trata de uno muy molesto.
Este padecimiento afecta a los hombres sobre todo a partir de los 50 años, detalla el doctor Martín Mijangos Carpenti, especialista en Urología, a consulta de Diario de Yucatán a raíz de la noticia de la cirugía de próstata a la que será sometido el rey Carlos III debido a esta enfermedad.
El 20 por ciento de los varones a partir de 50 años tendrá obstrucción urinaria, es decir, uno de cada cinco hombres registrarán una disminución en el flujo y la fuerza del chorro urinario, goteo después de orinar e intermitencia. Los signos descritos son conocidos como síndrome del tracto urinario bajo (STUB).
Aunque se recomienda estar alerta a esta sintomatología a partir de los 50 años y acudir al urólogo cada año para una revisión general, es importante acercarse al especialista a partir de los 40 años si el padre, el hermano o el abuelo han sufrido de cáncer de próstata, ya que es otro de los padecimientos en los varones de los que hay que estar muy pendiente.
Para ayudar en el diagnóstico de la hiperplasia o agrandamiento de próstata es necesario realizarse un examen general de orina, ultrasonido de vejiga y próstata con medición de orina residual. El estudio no es invasivo y da información del volumen de la próstata y de la capacidad de la vejiga de vaciarse.
Hay una escala de síntomas que es aceptada en todo el mundo, la cual se conoce como IPSS, y que se basa en los síntomas de vaciamiento, y que están relacionados con los ya descritos como frecuencia urinaria, intermitencia, chorro débil, esfuerzo, frecuencia urinaria y nicturia.
Para ello se hace el estudio de uroflujometría que ayuda a medir la micción funcional del paciente.
Sin embargo, lo más importante para el diagnóstico es la exploración física del paciente, que debe incluir el tacto rectal.
El objetivo del examen es determinar la presencia de nódulos sospechosos en la próstata, lo cual es más frecuente a partir de los 50 años, esto ayuda en la detección del cáncer de próstata, como también lo hace la prueba en sangre de antígeno prostático.
En cuanto al tratamiento de los síntomas del paciente con agrandamiento de próstata, pueden variar, ya que la sintomatología puede deberse a otros problemas, es decir, hay varias enfermedades que registran los mismos síntomas, y el médico debe hacer una diferenciación para saber de cuál se trata.
Si al hacer los estudios se detecta que la uretra está bien, no hay obstrucción, pero aun así se tienen los síntomas ya citados, hay que descartar otras posibilidades, como cáncer de próstata, piedras en la vejiga, insuficiencia urinaria, diabetes, entre otros.
Una vez que se determina que sí se trata de una hiperplasia de próstata, hay varios escenarios posibles: cuando los síntomas son leves no se da medicación, sino que únicamente se recomienda dar un seguimiento con visitas médicas cada año; si los síntomas justifican la medicación se da al paciente alfabloqueadores, que ayudan en la mejoría de los síntomas en un 50%.
Si aunado a los síntomas el paciente tiene una próstata con un volumen arriba de 40 gramos y un antígeno prostático de 1.5 nanogramos por decilitro, se hace uso de inhibidores de la fosfodiesterasa 5. Los tratamientos se aplican a largo plazo.
Hay casos en los que persisten síntomas de almacenamiento, frecuencia y nicturia, para lo cual se agrega al tratamiento relajantes de la vejiga,
El doctor Martín Mijangos señala que esto deja ver que el tratamiento de la hiperplasia de próstata es un “traje a la medida”, ya que depende de las condiciones de cada paciente el tratamiento.
Detalla que cuando el paciente tiene complicaciones severas como hematuria (sangre en orina), litiasis vesical (piedras en la vejiga), infecciones urinarias repetidas, es portador de una sonda uretral o la próstata obstruye los riñones es apto para una cirugía electiva de próstata, lo que significa que no es urgente sino planeada.
Existen varias modalidades de cirugía de próstata, por ejemplo la recesión transuretral de la próstata, la cirugía abierta de próstata y, en los últimos años, la cirugía transuretral con láser de holmio. Con la cirugía los pacientes logran una mejoría en los síntomas del 93%.
Los riesgos de la cirugía se vinculan a la anestesia, como en cualquier otro procedimiento quirúrgico, sangrado, infecciones, estenosis de uretra, y la necesidad de otra cirugía a mediano o largo plazo. No obstante, el riesgo de mortalidad por esta cirugía es de menos del 1%.
El tiempo de recuperación es variable y puede ir de 48 a 72 horas. El tiempo de uso de la sonda también puede variar y va entre uno a 10 días.
El médico especialista recuerda la importancia de acudir al médico urólogo para checarse la próstata a partir de los 50 años o los 40 años cuando se tienen antecedentes familiares.— IRIS CEBALLOS ALVARADO