Los dispositivos permiten la detección de vectores hasta con 15 días de antelación
Con el fin de establecer una Red de Monitoreo en México que ayude a los productores y técnicos agrícolas en la toma de decisiones sobre la presencia de plagas y vectores de patógenos, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural realizó la instalación de trampas de succión para el monitoreo de plagas de alta movilidad situadas en la zona citrícola de Yucatán.
Las trampas, desarrolladas por el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), en conjunto con la UNAM, tienen como propósito capturar a los artrópodos que se transportan por el viento e identificarlos.
El dispositivo posee en el interior un extractor de un caballo de fuerza que genera una corriente de viento inversa, a través de una chimenea que captura a los artrópodos que viajan a 12 metros sobre el nivel del suelo. Los especímenes atrapados son depositados en un frasco con alcohol a 96° para su identificación, conteo y almacenamiento a 4°C.
Para cada periodo de muestreo se identifican los organismos de importancia para el grupo de investigación y el resto se cuantifica y se almacena en alcohol a 70° y cuatro grados centígrados para su posible uso.
Al mismo tiempo se monitorean las condiciones ambientales con una Estación Meteorológica Automatizada (EMA), asociada a cada una de las trampas, con sensores de temperatura mínima y máxima, presión barométrica, precipitación pluvial, dirección y velocidad de viento, radiación solar y humedad relativa, a 12 metros de altura.
Esta tecnología recobró importancia para monitorear áfidos (pulgones) vectores del Citrus tristeza virus (CTV), debido a la primera detección de razas severas en la región años atrás.
La investigadora del Campo Experimental Mocochá del INIFAP, Claudia Tania Lomas Barrié, explicó que las primeras trampas se establecieron en Reino Unido en 1964, para que los productores pudieran realizar acciones preventivas en sus cultivos.
En México se adoptó esta herramienta hasta 2017, año en que se trazó y construyó bajo lo que se denomina diseño inverso, por los especialistas Víctor Lomas Barrié, del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y Sistemas de la UNAM, y Emiliano Loeza Kuk, del Campo Experimental Mocochá del INIFAP.
La investigadora detalló que se tuvo conocimiento de este sistema por una visita que se realizó a Rhotamsted Research, Inglaterra, y a partir de ello se diseñó la trampa mexicana con la premisa de que debía construirse in situ y utilizar materiales locales que fueran fácilmente remplazables durante su mantenimiento.
De esta manera, por más de seis años se ha realizado el monitoreo del comportamiento de los artrópodos en dos sitios diferentes, separados entre sí por 100 kilómetros lineales, y ha permitido detectar, con 15 días de antelación, la aparición de pulgones vectores del CTV, informó la investigadora.