Tras años de mala racha, los agricultores pueden generar más ingresos gracias al apoyo de diversas empresas.
Debido a la problemática comercial entre Estados Unidos, Canadá sobre la decisión de México, de evitar la importación de maíz blanco modificado genéticamente para consumo humano, miles de productores vieron una luz de esperanza en la situación.
Con impulso de empresas extranjeras y mexicanas Tamoa e Idbi Maíces o la estadounidense Masienda, poco a poco se impulsó la exportación de cientos de kilos de maíces de colores por agricultores de México.
Entre ellos se encuentra Juan Vargas, un agricultor de 53 años originario de Tlaxcala, que gracias al auge del maíz de diversos colores en el extranjero, sus ingresos han mejorado.
Casi diez años atrás, Vargas tuvo que disminuir sus hectáreas de cultivo porque estaba muy baja la demanda de maíz en el país. Sin embargo gracias a que empresas extranjeras consideran al maíz azul, rojo, rosa, amarillo y morado, como algo de otro mundo.
Incluso mexicanos que emprenden negocios en el mundo gastronómico, son uno de los muchos compradores del maíz de colores, ya que los extranjeros consideran que es extraordinario ver tortillas y tostadas de diversas tonalidades.
‘El valor nos lo dieron las personas de afuera’. ‘Es una pena que a algunos aquí no les gustan las tortillas de color… Nadie es profeta en su tierra’.
Año con año, los agricultores mexicanos se encargan de cultivar, inspeccionar y exportar cantidades descomunales de maíz orgánico de todas clases, las cuales llegan a países como Francia, Inglaterra, España y demás naciones.
A pesar de que consideran lamentable el hecho de que su país no consuma tanto otro tipo de maíz que no sea el blanco, agradecen que en otros lugares le den oportunidad al maíz ‘arcoíris’.