Organizaciones de LA dialogaron sobre el pasado violento de las comunidades indígenas
Integrantes de la organización U Yich Lu’um, de Sanahcat, Yucatán, tuvieron la oportunidad de participar en un encuentro latinoamericano de una red de personas investigadoras y educadoras para intercambiar experiencias sobre el pasado violento que han vivido sus comunidades y las herramientas que usan para preservar la memoria.
Yamila Chan y Sara Oliveros representaron a México durante el evento organizado por Education Justice and Memory Network (EdJAM) en Bogotá, Colombia, donde participaron organizaciones de Argentina, Perú y el país anfitrión.
“Entre estos países compartimos lo que hacemos con la gente en nuestras organizaciones y eso fue súper interesante. Nosotras trabajamos con niñeces y allá hicimos como si estuviéramos trabajando con las niñas y losniños y aportamos desde nuestra experiencia. No nos habíamos dado cuenta que lo que estábamos haciendo con las niñeces sobre educación popular era importante y que no estamos mal, estamos eligiendo metodologías importantes”, explicó Yamili en entrevista con La Jornada Maya.
Y es que U Yich Lu’um, Escuela para la Vida, se enfoca en generar procesos de bienestar general para fortalecer las autonomía de las personas y el cuidado del territorio. La organización trabaja sobre todo con niñas y niños para acercar conocimientos de su comunidad maya y preservar la cultura y la lengua.
En Colombia, Yamili y Sara, además de compartir sus experiencias como investigadoras y educadoras de comunidades indígenas mayas, también conocieron diversas miradas latinoamericanas que tienen el mismo objetivo que la organización a la que pertenecen.
“Nos traemos lo tan importante que es la memoria colectiva y cómo analizar el pasado violento para que las niñeces no sigan cargando con esa memoria violenta”, compartió Yamili.
La visita a la capital colombiana fue reveladora para el equipo yucateco y ha impulsado a las participantes a implementar nuevas herramientas en su labor con las comunidades, como la creación de una ludoteca para niñas y niños o la ampliación de la enseñanza de la historia local.
Además, la presencia de las mujeres mayas peninsulares sirvió también para ampliar la mirada de las otras naciones, que generalmente cuando piensan en México tienen como referencia el centro del país.
“Una de las cosas que nos dijeron es que les enseñamos sobre el uso y entendimiento del calendario maya y nosotros les explicamos que no aprendimos eso porque en alguna parte de la historia por ahí empezó la violencia. Con esto vimos la inexistencia del pueblo maya, entonces aprovechamos para decir que venimos de un pueblo más allá que también aporta a la diversidad cultural”, destacó.