Nombre científico: Agalychnis callidryas
Tamaño: Machos hasta 6 centímetros, hembras hasta 8 centímetros
Dieta: Todo tipo de insector
Depredadores: Serpientes, aves y escarabajos de agua
Si a la rana arborícola de ojos rojos se le comparara con un ave, sin duda sería un perico o una guacamaya, porque gracias a sus intensos colores se trata de uno de los anfibios más vistosos que existen en el mundo y en el perímetro de la península de Yucatán es el número uno.
Esta especie se caracteriza por sus enormes ojos rojos, cuya pupila es vertical, similar a la de un gato, pero también destaca su color naranja en manos y pies y su vientre color azul intenso, al igual que sus costados.
Son precisamente estos llamativos colores los que representan un peligro para la Agalychnis callidryas, nombre científico de la especie, ya que es víctima de comercialización para convertirla en mascota.
Sin embargo, la rana de ojos rojos tiene un mecanismo de defensa muy eficaz: puede camuflarse, es decir, esconder sus colores vistosos e imitar los tonos de las hojas.
“Cuando se siente amenazada, cierra sus ojos, guarda las manitas y las patitas debajo de su vientre, se pega a la hojarasca y oculta sus colores, además, puede cambiar el tono de sus cromatóforos, es decir, de las células que le dan pigmento a su piel, para asemejarse mucho a la coloración de las hojas”, explica Luis Díaz-Gamboa, biólogo yucateco especialista en anfibios y reptiles.
Díaz-Gamboa realizó una tesis sobre la rana arborícola de ojos rojos y explica que, de acuerdo con estudios realizados sobre la especie en Yucatán, es probable que en el año 2050 ya no esté presente en el estado debido al cambio climático.
“Al igual que otros anfibios, la Agalychnis callidryas se puede morir por cambios de temperatura, porque cuando aumenta el calor se deshidrata, se seca y fallece, entonces se pronostica que si el aumento de temperatura y deforestación prevalecen en la zona, la especie tendrá que migrar a selvas más conservadas”.
Al igual que otras ranas arborícolas, la de ojos rojos es ágil escalando troncos y cuando no es temporada de lluvias es posible verla incluso a 10 metros de altura. Cuando tienen la humedad suficiente permanecen en la hojarasca cerca de cuerpos de agua temporales o permanentes.
El agua es clave para su desarrollo y supervivencia, porque en otros espacios la especie no puede habitar.
“Durante la temporada de reproducción, las hembras colocan hasta 235 huevos en una noche, pero los ponen en la parte de abajo de las hojas de un árbol y tienen que asegurarse que debajo de esa hoja haya agua, porque al caer el renacuajo necesita nadar o morirá”.
Además, destaca que las hembras llegan a ser hasta tres veces más grandes que los machos porque durante el coito ellas los cargan a ellos y una vez que comienzan no se pueden separar porque, sino, no se fijan los espermatozoides.
“Tienen que ser en proporción dos o tres veces más grandes que los machos, por si viene algún depredador puedan seguir la cópula, pero la rana hembra tiene que brincar con el macho en su espaldita”.
El también director y miembro fundador de la Red para la Conservación de los Anfibios y Reptiles de Yucatán (RCARY) señala que uno de los datos más fascinantes de la especie es que su color cambia no sólo para camuflarse, sino también depende de su estado de ánimo. Así, las ranas pueden verse de color verde intenso cuando están relajadas y un verde claro, similar al amarillo oscuro, cuando se estresan.
Y esa pupila tan especial no sólo les da apariencia felina sino que les sirve para tener una perfecta visión nocturna, es por eso que sólo salen de noche a comer todo tipo de insectos.
Otro dato interesante es que el sonido que emiten puede escucharse hasta a 10 metros de distancia y es muy similar al cacareo de una gallina.
En la península de Yucatán, estas ranas de aspecto delicado y frágil sólo están presentes desde el norte de Quintana Roo hasta el este de Yucatán y no se ha realizado ningún registro de su presencia en Campeche.
Pero la especie es abundante en el mundo, su estatus ante la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) es de preocupación menor, lo que quiere decir que no se encuentra en peligro de desaparecer.
Sin embargo, al igual que el resto de anfibios, en el mundo está amenazada por el cambio climático y las especies arborícolas son menos resistentes que otros animales de su tipo.
“El estado de su hábitat es preocupante por el calentamiento global, la contaminación y muchos factores que se juntan y las ranas arborícolas mueren por los cambios de temperatura, si en un día hay un cambio de hasta cinco grados en el ambiente tiene que subir a los árboles a hidratarse o morirá. En cambio, otro tipo de ranas escarban y crean una capa de moco frío para mantenerse hidratadas”, señala Luis Díaz-Gamboa.
Es por ello que se han encendido las alarmas respecto a la acelerada extinción de anfibios en todo el mundo, porque, además, juegan un papel importante para contener los insectos.
Para la preservación de la especie, el biólogo recomienda evitar la adopción de estos animales como mascotas y reducir la deforestación de su hábitat. Con ello podría prevenirse que estos anfibios huyan del estado y que las próximas generaciones se pierdan de conocer a la rana más vistosa de la península de Yucatán.