La obra es monolingüe, por lo que obliga a la lectura de la lengua materna
En el Museo Palacio Cantón se presentó Chan Ajaw, la traducción al maya yucateco de El principito, de Antoine de Saint-Exupéry. La obra fue traducida por Amedée Colli Colli y Fidencio Briceño Chel e intenta captar el sentido de la obra en relación con el contexto maya yucateco.
La presentación corrió a cargo de Fidencio Briceño Chel, María Elisa Chavarría y Luis Antonio Canché Briceño.
“Se captó en cada una de estas traducciones esos consejos de nuestros abuelos y de nosotros como mayas de las comunidades. Muchas veces este consejo que es el tsolxikin (que es como yo lo ejemplifico en esta traducción de Chan Ajaw), es algo que nosotros sabemos si tomamos o no, es decir, estos consejos, esta semilla. Muchos de estos consejos tienen que ver con la forma de mirar el mundo, con la paz”, comentó la escritora y activista de la lengua maya, María Elisa Chavarría Chim.
El Principito es una de las obras más traducidas a nivel mundial, junto con la Biblia. Chan Ajaw, el título que lleva en lengua maya de Yucatán, es un libro sólo escrito en esta lengua, lo que obliga su lectura específica.
“El libro fortalece la presencia y la lectura en lengua maya en otros espacios y ámbitos. El título quiere regar esta semilla de la lengua maya”.
La traducción de El Principito al maya yucateco fue un trabajo de paciencia, y convoca también a la discusión sobre la terminología en lengua maya que se usó para expresar mejor el mensaje del libro, el cual resuena también en las páginas del clásico francés.
“Muchas de las palabras, aunque son complicadas, buscan sinónimos a la hora de ser traducidas. De plano, algunas no se encuentran en lengua maya, y se dejaron en la lengua del español”.
La traducción fue cuidadosa en este sentido, ya que se trabajó con los sinónimos en lengua maya que pudieran expresar, por contexto, el contenido clave del libro. Palabras como piloto no encontraron su eco en lengua maya, por ejemplo.
“Hay que adecuar (la traducción) hacia quienes van a leer el texto; el tipo de lenguaje, si es para especialistas. A quién va dirigido cuenta mucho. Las reglas gramaticales, los préstamos. Los signos de interrogación en lengua maya tratamos de no usarlos, pero en este caso se usaron y esto es uniforme”.
Para María Elisa, quien también es directora de Patrimonio de la Secretaría de la Cultura y las Artes (Sedeculta), El Principito es de los libros de lectura obligada junto a El llano en llamas de Juan Rulfo, o Balún Canán, de Rosario Castellanos.
En la presentación, tanto Fidencio Briceño Chel como María Elisa Chavarría Chim, recalcaron la importancia de las instituciones aliadas para que estos proyectos en lengua maya lleguen a editarse. Reconocieron la labor de la Escuela de Creación Literaria en Lengua Maya y el Instituto para el Fortalecimiento de la Cultura Maya. Estas instituciones han traducido a lengua maya de Yucatán obras de Octavio Paz y Rubén Darío.
“Necesitamos más correctores y editores en lengua maya e instituciones y organizaciones que financien y que destinen recursos para este tipo de iniciativas”.
La publicación cuenta con una impresión de mil ejemplares y es una coedición del Cemca (Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos) y el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia).
Algunos de estos títulos de Chan Ajaw, se planea que pudieran llegar a algunas de las 3 mil 700 escuelas del estado. Dentro de la educación indígena, hay más de 277 preescolares, 145 a nivel primaria y 126 a nivel inicial. Aún se gestionará la distribución de Chan Ajaw hacia las escuelas desde donde se enriquecerán los alcances de la lengua maya en el estado.